25/11/2024

Afrontar el éxito sin perder la cabeza, el control y la constancia suele ser el mayor desafío de los grandes músicos. Desde una industria que te consume hasta un público que te endiosa, todos esperan algo de vos. Hay quienes resisten mejor esta presión, quienes se ven debilitados y caen en depresión o adicciones y quienes deciden traspasar esa sensación a su música.
El 2023 nos despidió con Duki llorando en plena conferencia de prensa, reflexionando sobre qué hay después de llenar un River. El artista más representativo de la escena musical actual se mostró más humano que nunca y se vio sobrepasado por la cantidad de acontecimientos que le sucedieron en el último tiempo. Esto fue sorprendente para el panorama, más aún si tenemos en cuenta que Duki es un músico cuya carrera fue en una ascendencia abismal desde el día uno y parecía acostumbrado a los cambios y a los logros.
Ese mismo 2023, el joven Milo J terminó de explotar. Su sencillo “Morning”, los ep “511” y “En dormir sin Madrid” -en colaboración con Bizarrap- y su álbum “111” llevaron al artista a formar parte del top musical de Argentina. Este año, luego de llenar dos Movistar Arena en marzo y con el estadio de Deportivo Morón sold out para octubre, salió con “166”. Un disco de doce temas muy variados entre sí, con estilos diversos pero con un aura en común; Milo J ya asumió su éxito. Está, en el idioma de la escena, cayendo para arriba. Fama, exigencias y responsabilidades se mezclan con sus relaciones amorosas y los consumos problemáticos.
Canciones como “3 pecados después…”, “Antes de los 20”, “Ni Carlos ni José” o “Sangre para derramar”, entre otras, narran las sensaciones de Camilo; un pibe de diecisiete años que atraviesa el momento más vertiginoso de su vida.
Canciones como “3 pecados después…”, “Antes de los 20”, “Ni Carlos ni José” o “Sangre para derramar”, entre otras, narran las sensaciones de Camilo; un pibe de diecisiete años que atraviesa el momento más vertiginoso de su vida.

Luego de empezar con la música siendo casi un niño, su trabajo empezó a dar frutos y su crecimiento como figura avanza a paso firme. Esto se ve reflejado en diversas letras de los temas:
"la psicóloga recomendó que baje treinta cambios porque vivo en x2"
"ya no me gusta el “fla” de no ser Cami por ser cantante pero no hay que aparentar que todo sigue igual que antes"
"quería ser “star” y desde que lo soy no recuerdo quien soy ni donde quiero estar"
"me dieron alas y no sé volar, no voy a volar sin estar bien"
"me rompí el lomo por esto pero si te soy honesto la plata no es tiempo para recuperarlo"
“el hobby se vuelve oficio a falta de auspiciantes”
Los versos denotan la velocidad con la que le sucede todo, sus ganas de ser Camilo pero su madurez para aceptar que también es Milo J y el amor genuino por la música a pesar de que sea su fuente de ingresos. El mundo al que ahora pertenece el artista tiene como una de sus características los excesos. En “Paraíso”, de manera brillante, Milo describe, critica y reflexiona sobre las drogas con una visión que parece doble. Como si analizara desde afuera pero también lo viviera desde adentro (1).
Hace meses y bajo todo este contexto, se hizo de público conocimiento la separación con Maia, su pareja de ese entonces. Su relación es bastante conocida por el hecho de que Milo J tiene un fandom muy acérrimo y porque su mayor éxito musical (“M.A.I”) está dedicado a ella. A la agitada vida que viene llevando se le suma la ruptura amorosa con su primera novia y, para peor, bajo la atenta mirada ajena. Todo esto se ve plasmado en un tema repleto de emociones: “I am”, donde Camilo recupera una soledad tan triste como propia y valiosa (2).
Otra genialidad del álbum es su material audiovisual. Los videoclips, de gran calidad y con mucho trabajo detrás, son fundamentales para continuar la idea que el artista busca transmitir en este disco. Las intensas giras y sus días de trabajo en “Antes de los 20”, ir en contra de la marea en “Alioli” o las miradas que juzgan en “Sangre para derramar” son algunos ejemplos. “A vos” y “I am” funcionan como dos canciones de amor y desamor respectivamente, que no tienen que ver entre sí. Sin embargo, sus videoclips son el mismo con un gran detalle de diferencia. En el primero vemos el día a día de Milo J con su novia; convivencia, fiestas, etc. El segundo es idéntico pero él está solo y amargado o cuando su novia está, se los muestra discutiendo. Con referencias de un video para el otro de manera persistente (3), se construye una obra increíble y digna de mirar más de una vez.

Por otro lado, en “Hippie” el músico se halla en una casa antigua y en desuso. En diversos momentos de la canción, y a través de pequeños recuadros encima del video, se revelan sucesos que se dieron en ese hogar hace años. Con una estética que indica que son los años 70s, se cuentan historias de esa época (4), terminando con la desaparición forzada del padre de la casa por parte de civiles armados que llegaron en un Falcon verde.
Este video no sorprende en Milo J, muy conectado con la conmemoración de la última dictadura cívico militar de Argentina. Actos como su visita a la Mansión Seré (ex centro clandestino de detención) o el homenaje a los desaparecidos en su Movistar Arena del 24 de marzo, son habituales en el artista. El cantante cierra el álbum con esta canción y este video en el contexto del primer año de gobierno de un Presidente negacionista, no es casualidad.
Una particularidad de la serie de videoclips que componen el álbum son sus epílogos. Al final de cada tema hay una historia en común que se va repartiendo y dividiendo canción a canción. En ella vemos a los amigos de Milo y sus vivencias mientras él estaba en el extranjero por una gira de conciertos. Dándonos a entender, otra vez, que Camilo sigue siendo un adolescente de diecisiete años cuyos amigos (y él cuando está presente) andan en el barrio y se manejan como un grupo de pibes más.
Este larga duración, con un mensaje por momentos claro y por otros difícil de descifrar, es otro gran paso para Milo J que no para de crecer musicalmente. Con referencias a “Que el viento borró tus manos” de Almendra en “Alioli”, “Los dinosaurios” de Charly Garcia en “Hippie”, al álbum “La grasa de las capitales” de Serú Girán al usar una remera del disco en un videoclip, etc. rinde homenaje a grandes artistas de nuestro rico rock nacional. Por lo que el disco es completo hasta en ese sentido, da la sensación de que el músico cumplió todos sus -justificados- caprichos. Esto sin olvidarse de Duki, referente de Milo y de la escena a la que ahora pertenece, quien lo apoyó desde sus comienzos y al que pone en el principio del tema “No hago trap” con un fragmento de una entrevista en la que le brinda todo su aval; o del Malandro, al que homenajea al final de “Paraíso”con el estribillo de su icónico tema: “De la risa”.
De esta manera, Milo J cierra una etapa al mismo tiempo que abre otra. Sin saber cuál es su techo, deja tranquilos a sus oyentes el saber que cada decisión musical del artista es puramente suya. Para el músico,“166” deja de ser la línea de colectivo que conecta Morón con el norte de Capital Federal para convertirse en un símbolo de progreso y asimilación del mismo, sin perder de vista sus raíces.
(1) “hay brillo en tu mirar, magia que podría matarme”, “esta noche el mal se hizo un arte”, “sos a lo que mami dijo que no hay que acercarse”, “iluminas, alucinas, solucionas, ilusionas”.
(2) “estoy peor de lo que vos pensaste, por dejarte”, “no me arrepiento, perra, no era feliz”, “mi alma está en un hombre muerto”, “quise entenderte pero amarte es una lucha no un alivio”, “carcelera del alma, déjame volar”, “estoy lleno de temas que ahora sí dicen tu nombre menos el que dice “M.A.I””.
(3) Dos cepillos de dientes en el baño (“A vos”) y luego uno solo (“I am”), ambos abrazados en el sillón y luego uno en cada punta, etc.
(4) Una madre con su bebé, una familia almorzando, un cuadro de Perón de fondo, etc.
Valentino Berman