4/4/2025

Tengo una tendencia, que parece casi irremediable a esta altura, de dejar todo para último momento. Ésta me condujo a la mala costumbre de visitar las muestras que me interesan durante su última semana de exhibición (y a perderme tantas otras). A quedarme hasta la hora de cierre exprimiendo cada segundo y hacerme la distraída cuando algún guardia me recuerda que se acerca el horario. Tanto es así que en esta nota les voy a hablar sobre una muestra que ya no está en exhibición y que probablemente no se repita en el corto plazo. Mi necesidad de corregir este vicio me obliga a plasmar esto por escrito. Un poco porque a las palabras se las lleva el viento, otro poco por querer ordenar las ideas que rondan en mi cabeza desde que fui, pero más que nada para invitarles-nos a seguir la obra de este dúo de artistas en otros espacios
La muestra en cuestión es “Vivir sus vidas” de Chiachio y Giannone en la Colección Amalita, curada por Leandro Martínez Depietris. Leo Chiachio y Daniel Giannone son artistas y son pareja, pero, ante todo, son una pareja de artistas: trabajan en conjunto desde los albores del milenio. Sus obras están realizadas a partir de diversos materiales de la industria textil. Se caracterizan por sus bordados repletos de colores, aunque van variando los soportes sobre los que bordan: fundas de almohadón de gobelino, sábanas antiguas, pañuelos de hombre. También incursionaron en otras técnicas del mundo textil como el patchwork. Han explorado (y explotado) profusamente las artes decorativas, relegadas a lo largo de la historia del arte como artes menores por ser meramente ornamentales. A pesar de la miríada de procedimientos utilizados, la mayoría de las obras tienen un punto en común: son autorretratos.

Se nos presenta el mundo a través de la mirada de Chiachio y Giannone. Del mismo modo que la película de Jean-Luc Godard, Vivre sa vie, que inspira el nombre de la exhibición, está dividida en partes que representan tanto un espacio geográfico recorrido por el dúo como una etapa en sus trayectorias artísticas y personales. Susan Sontag rescata un fragmento de una entrevista en la que Godard dice que todas sus películas tienen en el fondo el mismo tema: un personaje que tiene una idea y que la lleva hasta el final (1). ¿Qué idea persiguen nuestros artistas incansablemente?
En primer lugar, diría que habita en ellos una curiosidad infinita por aprehender el mundo que los rodea. Sus retratos funcionan como una bitácora de viaje: cuentan historias de aquellos lugares que recorren. Me corrijo: más que contar, muestran. Muestran a través de los materiales utilizados, de nuevas técnicas que aprenden en sus viajes, de fragmentos. En esos viajes, ellos se transforman: son guaraníes en la selva misionera, ekekos en el mundo andino o japoneses en una pieza de cerámica satsuma. No obstante, siempre son ellos dos, acompañados por su hijo perruno, Piolín.

Bordado a mano c/h de algodón, lana y apliques de pompones, cintas, bordados, p.plastificado s/manta de telar
Chiachio y Giannone navegan en la otredad como peces en el agua. A cuenta de esto, en una entrevista comentan acerca de su paso por China, del que resulta una serie de obras llamada Comrades in Shanghai, que se encuentran acorralados de bolsas de nylon descartables a las que deciden darle una segunda vida. Es así como surge “Shanghai landscapes” (2018), un gran patchwork de retazos plásticos. Mientras lo estaban realizando, cada chino que entraba en su taller podía leer a partir de los caracteres de esos fragmentos cómo era su vida cotidiana. Esta obra funcionaba como un diario, una forma de construir un puente a través del arte cuando el lenguaje se convierte en una barrera.

Considero que hay dos aspectos fundamentales de todas sus obras. Por un lado, lo colectivo. “Desde el vamos”, ellos se definen como un artista de cuatro manos. En sus comienzos firmaban ambos con sus nombres, pero luego pasaron a la forma en la que los conocemos en la actualidad. Nada en sus obras puede evidenciar qué parte hizo quién. Incluso sin conocerlos demasiado uno puede preguntarse cuál es cuál, ¿quién es Chiachio y quién Giannone? Cuestionan así la idea de autoría. Esa es una de las razones por las que optan por el bordado, buscaban una forma de trabajar en conjunto sin que se pudiera distinguir el estilo particular de cada uno.
Formados en las artes plásticas, están constantemente atravesados por la historia del arte. Toman un género como el autorretrato y lo subvierten desde el humor: sus posturas no son para nada hieráticas. Casi como fotos en un álbum familiar o en postales de viaje, aparecen disfrazados, en la tranquilidad de su casa y del seno familiar. Hay una lucha constante en contra de la solemnidad en la obra de arte, en el genio artista, en la masculinidad. Los materiales elegidos reflejan esta lucha: no optan por la seriedad de la pintura al óleo sino por hilos, lanas y telas históricamente asociados al ámbito doméstico y femenino, tareas contrarias a la productividad capitalista.
Esto nos lleva al segundo elemento característico de sus obras que es el manejo del tiempo. En general, presentan obras de gran tamaño repletas de elementos en las que el trabajo artesanal demora su concreción. No hay apuros ni formas de acelerar esos procesos minuciosos. En tiempos donde el ocio es visto como un pecado capital, hay algo mágico en su elaboración: esa demora que les permite trabajar en calma en su casa-estudio horas y horas, con música de fondo. Dice Sontag respecto a la protagonista del film de Godard, Naná, que su libertad no está asociada a algo interno, psicológico sino que la libertad es como la gracia física, radica en ser quien y lo que uno es.
Asimismo, encuentro en sus obras que hay una intención de congelar el instante, de mantener un registro de su historia de amor, que se choca con la inexorabilidad del tiempo.


Por otro lado, son obras que conjugan tiempos diversos. Por ejemplo, a partir de la propia historia de los materiales usados: hay telas con manchas, pequeñas roturas, telas que quedan ahora inmortalizadas en obra. Chiachio y Giannone remiten a la figura del coleccionista benjaminiano: “No se trata de recuperar la totalidad de los acontecimientos pasados, si así fuera supondría la convicción de que la historia es una trama única y coherente. La propuesta benjaminiana consiste en yuxtaponer elementos del pasado ensamblándolos en nuevas constelaciones” (2). Cada obra es un universo en sí mismo plagado de elementos distantes reunidos. La manía que tenemos los historiadores del arte, de acuerdo a George Didi-Huberman, nos lleva a querer encontrar la clave para descifrar el significado último de una obra a partir de sus partes. Entonces la recortamos en pedacitos y analizamos cada uno de ellos sin darnos cuenta de que aquella tarea es inútil: la obra no es un todo a decodificar y que la suma de sus partes no nos va a aclarar nada. Más bien, la obra funciona como un árbol cuyas ramas de sentido se van abriendo ad infinitum.
Las obras de “Vivir sus vidas” conjugan la Bauhaus con la tapicería, los diseños de la cerámica de la cultura aguada con almohadones, David Hockney con las sierras cordobesas. Hace unos años me obsesionaba reconocer elementos diversos en las obras de arte, referencias, intertextualidades para poder entender. Hoy trato de disfrutar en la incertidumbre. Comenta Marta Penhos, historiadora del arte, en lo que será su último cuatrimestre como docente en Filosofía y Letras, que estudiar las imágenes debe ser pensado como agarrar una pincita y tirar de un hilo en una tela que representa un entramado compuesto por una realidad histórica, social, económica de la que las obras de arte forman parte.

Algo del juego que proponen Chiachio y Giannone es justamente es perderse en su mundo de fantasía, repleto de colores vibrantes y formas. Un perderse para volver a encontrarse a uno mismo, a su historia familiar, como diría La Bersuit, “al olor del hogar”.
Martina Ramos Maciel
(1) Sontag, S. “Vivre sa vie, de Godard” en Contra la interpretación (1969)
(2) Ares, M.C. Coleccionismo y muerte en Walter Benjamin. http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2010/10/mesa-11/ares_mesa_11.pd